¿Recuerdan cuando los circos llegaban en caravana a las
ciudades? En sus carromatos desfilaban los artistas, los animales, en fin, hoy
eso ya no pasa, pero bien vale recordarlo.
Hace tiempo escuchando el programa de radio de Sebastian
Firpo hacia recordar a sus oyentes anécdotas de aquellos circos de antaño.
Un oyente recordó algo, y me pareció interesante investigar
un poco más.
Diría que hasta la década del año 90 lo circos se instalaban
en distintos lugares, hoy ya poblados, recuerdo la ex cancha de Huracán (Hoy
escuela de Comercio), en el terreno frente a las 136 viviendas, en Bv.
Rivadavia, recuerdo algunos al final de calle 9 de Julio antes de llegar al
Bv., y también lo hacían en calle Avenida Centenario, casi en frente al campo
de deportes de la Escuela
Normal , digamos, para que se ubiquen donde hoy hay una venta
de automóviles.
La historia data, presumo, de finales de los años 60 o
principios de los 70. Al parecer un joven al pasar y mirar la jaula de los
animales quedó sorprendido con un animal muy particular, sobre el cual el
entrenador le propuso una contienda muy particular: a quien derribara a ese
oso, el circo, que su nombre hacía referencia al país Azteca, pagaría al
vencedor la nada despreciable suma de $ 24.000 de la época.
El joven aceptó el desafío y como anécdota quedara que en
ese momento el payaso del circo que pasaba por ahí apodo al retador local
“Milanesa”.
La caravana del circo recorría las calles de Victoria
anunciando el evento deportivo del año, Oso “Bongo” versus Milanesa, todo un
acontecimiento.
Para quien vive en Victoria o conoce, la noche de la pelea
la cola de asistentes al circo llegaba hasta la casa de Affranchino, por
Avenida Centenario.
La multitud gritaba, estaban en la pista Bongo, el oso y
“Milanesa”, ni bien empieza la contienda, el victoriense y antes de que se pare
el oso logra derribarlo, teniendo la mala suerte de caer sobre el animal.
Para el juez de la pelea “Milanesa” perdió por que cayó, y la
consigna era derribar al oso y no caer sobre él, digamos una especie de trampa,
aunque después de mucho reclamar el victoriense logró cobrar su recompensa.
El púgil victoriense contó con algún consejito extra de
aquel payaso que le puso el sobrenombre al pasar y que hasta hoy en día conserva. Otro día les
cuento el consejito.
En el imaginario popular siempre estará presente el día que “Milanesa” le ganó la pelea al Oso “Bongo”.